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Rafael Alberti 

 


 

LOS ÁNGELES MUERTOS

Buscad, buscadlos:
en el insomnio de las cañerías olvidadas,
en los cauces interrumpidos por el silencio de las basuras.
No lejos de los charcos incapaces de guardar una nube,
unos ojos perdidos,
una sortija rota
o una estrella pisoteada.
Porque yo los he visto:
en esos escombros momentáneos que aparecen en las
              neblinas.
Porque yo los he tocado:
en el destierro de un ladrillo difunto,
venido a la nada desde una torre o un carro.
Nunca más allá de las chimeneas que se derrumban
ni de esas hojas tenaces que se estampan en los zapatos.
En todo esto.
Mas en esas astillas vagabundas que se consumen sin fuego,
en esas ausencias hundidas que sufren los muebles
              desvencijados,
no a mucha distancia de los nombres y signos que se
              enfrían en las paredes.

Buscad, buscadlos:
debajo de la gota de cera que sepulta la palabra de un libro
o la firma de uno de esos rincones de cartas
que trae rodando el polvo.
Cerca del casco perdido de una botella,
de una suela extraviada en la nieve,
de una navaja de afeitar abandonada al borde de un
precipicio.


LO QUE DEJE POR TI

 

Dejé por ti mis bosques, mi perdida
arboleda, mis perros desvelados,
mis capitales años desterrados
hasta casi el invierno de la vida.

Dejé un temblor, dejé una sacudida,
un resplandor de fuegos no apagados,
dejé mi sombra en los desesperados
ojos sangrantes de la despedida.

Dejé palomas tristes junto a un río,
caballos sobre el sol de las arenas,
dejé de oler la mar, dejé de verte.

Dejé por ti todo lo que era mío.
Dame tú, Roma,  a cambio de mis penas,
tanto como dejé para tenerte.


RETORNOS DEL AMOR EN UNA NOCHE DE VERANO

 

A tientas el amor, a ciegas en lo oscuro
tal vez entre las ramas, madura, alguna estrella,
vuelvo a sentirlo, vuelvo,
mojado de la escarcha caliente de la noche,
contra el hoyo de mentas tronchadas y tomillos.

Es él, único, sólo, lo mismo que mi mano
la piel desparramada de mi cuerpo, la sombra
de mi recién salido corazón, los umbrosos
centros más subterráneos de mi ser lo querían.

Vuelve único, vuelve
como forma tocada nada más, como llena
palpitación tendida cubierta de cabellos,
como sangre enredada en mi sangre, un latido
dentro de otro latido solamente.

Más las palabras, ¿dónde?
Las palabras no llegan. No tuvieron espacio
en aquel agostado nocturno, no tuvieron
ese mínimo aire que media entre dos bocas
antes de reducirse a un clavel silencioso.

Pero un aroma oculto se desliza , resbala,
me quema un desvelado olor a oscura orilla.
Alguien está prendiendo por la yerba un murmullo.
Es que siempre en la noche del amor pasa un río.



SE EQUIVOCÓ LA PALOMA

 

Se equivocó la paloma.
Se equivocaba.

Por ir al Norte, fue al Sur.
Creyó que el trigo era agua.
Se equivocaba.

Que las estrellas, rocío;
que la calor, la nevada.
Se equivocaba.

Que tu falda era tu blusa;
que tu corazón, su casa.
Se equivocaba.

Ella se durmió en la orilla.
Tú, en la cumbre de una rama.


 

PARAÍSO PERDIDO ( Haiku )

35
Silencio. Más silencio.
Inmóviles los pulsos
del sinfín de la noche.

45
¡Oh boquete de sombras!
¡Hervidero del mundo!
¡Qué confusión de siglos!

5
Sola,
sin muebles y sin alcobas,
deshabitada.

9
Alma en pena:
el resplandor sin vida,
tu derrota.

11
Ángeles buenos o malos,
que no sé,
te arrojaron a mi alma.

16
¡Paraíso perdido!
Perdido por buscarte,
yo, sin luz para siempre.

25
A través de los siglos,
por la nada del mundo,
yo, sin sueño, buscándote.

10
Ciudades sin respuesta,
ríos sin habla, cumbres
sin ecos, mares mudos.

  


RETORNOS DEL OTOÑO

Nos dicen: Sed alegres.
Que no escuchen los hombres rodar en vuestros cantos
ni el más leve ruido de una lágrima.
Está bien. Yo quisiera, diariamente lo quiero,
mas hay horas, hay días, hasta meses y años
en que se carga el alma de una justa tristeza
y por tantos motivos que luchan silenciosos
rompe a llorar, abiertas las llaves de los ríos.

Miro el otoño, escucho sus aguas melancólicas
de dobladas umbrías que pronto van a irse.
Me miro a mí, me escucho esta mañana
y perdido ese miedo
que me atenaza a veces hasta dejarme mudo,
me repito: Confiesa
grita valientemente que quisieras morirte.

Di también: Tienes frío.
Di también: Estás solo, aunque otros te acompañen.
¿Qué sería de ti si al cabo no volvieras?
Tus amigos, tu niña, tu mujer, todos esos
que parecen quererte de verdad, ¿qué dirían?

Sonreíd. Sed alegres. Cantad la vida nueva.
Pero yo sin vivirla, ¡cuántas veces la canto!
¡Cuántas veces animo ciegamente a los tristes,
diciéndoles: Sed fuertes, porque vuestra es el alba!

Perdonadme que hoy sienta pena y la diga.
No me culpéis. Ha sido
la vuelta del otoño.

  


TAL VEZ, OH MAR...

Tal vez, oh mar, mi voz ya esté cansada
y le empiece a faltar aquella transparencia,
aquel arranque igual al tuyo, aquello
que era tan parecido a tu oleaje.

Han pasado los años por mí, sus duras olas
han mordido la piedra de mi vida,
y al viento de este ocaso playero ya la miro
doblándose en las húmedas arenas.

Tú, no; tú sigues joven, con esa voz de siempre
y esos ojos azules renovados
que ven hundirse, insomnes, las edades.

 


RETORNOS DEL AMOR EN UNA AZOTEA

Poblado estoy de muchas azoteas.
Sobre la mar se tienden las más blancas,
dispuestas a zarpar al sol, llevando
como velas las sábanas tendidas.
Otras dan a los campos, pero hay una
que solo da al amor, cara a los montes.
Y es la que siempre vuelve.

Allí el amor peinaba sus geranios,
conducía las rosas y jazmines
por las barandas y en la ardiente noche
se deshacía en una fresca lluvia.

Lejos, las cumbres, soportando el peso
de las grandes estrellas, lo velaban.
¿Cuándo el amor vivió más venturoso
ni cuándo entre las flores
recién regadas fuera
con más alma en la sangre poseído?

Subía el silbo de los trenes. Tiemblos
de farolillos de verbena y músicas
de los quioscos y encendidos árboles
remontaban y súbitos diluvios
de cometas veloces que vertían
en sus ojos fugaces resplandores.

Fue la más bella edad del corazón. Retorna
hoy tan distante en que la estoy soñando
sobre este viejo tronco, en un camino
que no me lleva ya a ninguna parte.

 


MADRIGAL AL BILLETE DE TRANVÍA

Adonde el viento, impávido, subleva
torres de luz contra la sangre mía,
tú, billete, flor nueva,
cortada en los balcones del tranvía.

Huyes, directa, rectamente liso,
en tu pétalo un nombre y un encuentro
latentes, a ese centro
cerrado y por cortar del compromiso.

Y no arde en ti la rosa ni en ti priva
el finado clavel, sí la violeta
contemporánea, viva,
del libro que viaja en la chaqueta.

 


SI MI VOZ MURIERA EN TIERRA

Si mi voz muriera en tierra
llevadla al nivel del mar 
y dejadla en la ribera. 
Llevadla al nivel del mar 
y nombradla capitana 
de un blanco bajel de guerra. 
Oh mi voz condecorada 
con la insignia marinera: 
sobre el corazón un ancla 
y sobre el ancla una estrella 
y sobre la estrella el viento 
y sobre el viento una vela! 

 


NOCTURNO

Cuando tanto se sufre sin sueño y por la sangre
se escucha que transita solamente la rabia,
que en los tuétanos tiembla despabilado el odio
y en las médulas arde continua la venganza,

las palabras entonces no sirven son palabras.
Manifiestos, artículos, comentarios, discursos,
humaredas perdidas, neblinas estampadas,
qué dolor de papeles que ha de barrer el viento,

qué tristeza de tinta que ha de borrar el agua!
Ahora sufro lo pobre, lo mezquino, lo triste,
lo desgraciado y muerto que tiene una garganta

cuando desde el abismo de su idioma quisiera
gritar que no puede por imposible, y calla.
Siento esta noche heridas de muerte las palabras.

 



TRES RECUERDOS DEL CIELO

Homenaje a Gustavo Adolfo Bécquer

PRÓLOGO

No habían cumplido años ni la rosa ni el arcángel.
Todo, anterior al balido y al llanto.
Cuando la luz ignoraba todavía
si el mar nacería niño o niña.
Cuando el viento soñaba melenas que peinar
y claveles el fuego que encender y mejillas
y el agua unos labios parados donde beber.
Todo, anterior al cuerpo, al nombre y al tiempo.
Entonces, yo recuerdo que, una vez, en el cielo...

 

PRIMER RECUERDO
        
...una azucena tronchada...
                       G. A. Bécquer

Paseaba con un dejo de azucena que piensa,
casi de pájaro que sabe ha de nacer.
Mirándose sin verse a una luna que le hacía espejo el
                                                                       sueño
y a un silencio de nieve, que le elevaba los pies.
A un silencio asomada.
Era anterior al arpa, a la lluvia y a las palabras.
No sabía.
Blanca alumna del aire,
temblaba con las estrellas, con la flor y los árboles.
Su tallo, su verde talle.
Con las estrellas mías
que, ignorantes de todo,
por cavar dos lagunas en sus ojos
la ahogaron en dos mares.
Y recuerdo...
Nada más: muerta, alejarse.

 

SEGUNDO RECUERDO

...rumor de besos y batir de alas...
                              G .A. Bécquer

También antes,
mucho antes de la rebelión de las sombras,
de que al mundo cayeran plumas incendiadas
y un pájaro pudiera ser muerto por un lirio.
Antes, antes que tú me preguntaras
el número y el sitio de mi cuerpo.
Mucho antes del cuerpo.
En la época del alma.
Cuando tú abriste en la frente sin corona, del cielo,
la primera dinastía del sueño.
Cuando tú, al mirarme en la nada,
inventaste la primera palabra.
Entonces, nuestro encuentro.

 


ASOMBRO DE LA ESTRELLA ANTE EL DESTELLO

Asombro de la estrella ante el destello
de su cardada lumbre en alborozo.
Sueña el melocotón en que su bozo
Al aire pueda amanecer cabello.

Atónito el limón y agriado el cuello,
Sufre en la greña del membrillo mozo,
Y no hay para la rosa mayor gozo
Que ver sus piernas de espinado vello.

Ensombrecida entre las lajas, triste
De sufrirlas tan duras y tan solas,
Lisas para el desnudo de sus manos,

Ante el crinado mar que las embiste,
Mira la adolescente por las olas
Poblársele las ingles de vilanos.


 

LLORABA RECIO, GOLPEANDO, OSCURO

Lloraba recio, golpeando, oscuro,
las humanas paredes sin salida.
Para marcarlo de una sacudida,
Lo esperaba la luz fuera del muro.

Grito en la entraña que lo hincó, futuro,
Desventuradamente y resistida
Por la misma cerrada, abierta herida
Que ha de exponerlo al primer golpe duro.

¡Qué desconsolación y qué ventura!
Monstruo batido en sangre, descuajado
De la cueva carnal del sufrimiento.

Mama la luz y agótala, criatura,
Tabícala en tu ser iluminado,
Que mamas con la leche el pensamiento.


 

GUERRA A LA GUERRA POR LA GUERRA

Guerra a la guerra por la guerra. 
Vente.
Vuelve la espalda. El mar. Abre la boca.
Contra una  mina una sirena choca
Y un arcángel se hunde, indiferente.

Tiempo de fuego. Adiós. Urgentemente.
Cierra los ojos. Es el monte. Toca.
Saltan las cumbres salpicando roca
Y un arcángel se hunde, indiferente.

¿Dinamita a la luna también? Vamos.
Muerte a la muerte por la muerte: guerra.
En verdad, piensa el toro, el mundo es bello

Encendidos están, amor, los ramos.
Abre la boca. (El mar. El monte.) Cierra
Los ojos y desátate el cabello.



EL CUERPO DESHABITADO

Yo te arrojé de mi cuerpo,
yo, con un carbón ardiendo.

-Vete.

Madrugada.
La luz, muerta en las esquinas
y en las casas.
Los hombres y las mujeres
ya no estaban.

-Vete.

Quedó mi cuerpo vacío,
negro saco, a la ventana.

Se fue.

Se fue, doblando las calles.
Mi cuerpo anduvo, sin nadie. 


EL ÁNGEL DEL CARBÓN

Feo, de hollín y fango.
¡No verte!

Antes, de nieve, áureo,
en trineo por mi alma.
Cuajados pinos. Pendientes.

Y ahora por las cocheras,
de carbón, sucio.
¡Te lleven!

Por los desvanes de los sueños rotos.
Telarañas. Polillas. Polvo.
¡Te condenen!

Tiznados por tus manos,
mis muebles, mis paredes.

En todo,
tu estampado recuerdo
de tinta negra y barro.
¡Te quemen!

Amor, pulpo de sombra,
malo.



PAMPLINAS

De lona y níquel, peces de las nubes,
bajan al mar periódicos y cartas.
(Los carteros no creen en las sirenas
ni en el vals de las olas, sí en la muerte.

Y aún hay calvas marchitas a la luna
y llorosos cabellos en los libros.
Un polisón de nieve, blanqueando
las sombras, se suicida en los jardines.

¿Qué será de mi alma, que hace tiempo
bate el récord continuo de la ausencia?
¿Qué de mi corazón, que ya ni brinca,
picado ante el azar y el accidente?

Exploradme los ojos, y, perdidos,
os herirán las ansias de los náufragos,
la balumba de nortes ya difuntos,
el solo bamboleo de los mares.

Cascos de chispa y pólvora, jinetes
sin alma y sin montura entre los trigos;
basílicas de escombros, levantadas
trombas de fuego, sangre, cal, ceniza.

Pero también, un sol en cada brazo,
el alba aviadora, pez de oro,
sobre la frente un número, una letra,
y en el pico una carta azul, sin sello.

Nuncio -la voz, eléctrica, y la cola-
del aceleramiento de los astros,
del confín del amor, del estampido
de la rosa mecánica del mundo.

Sabed de mí, que dije por teléfono
mi madrigal dinámico a los hombres:
¿Quién eres tú, de acero, estaño y plomo?
-Un relámpago más, la nueva vida.


EL ÁNGEL DEL MISTERIO

Un sueño sin faroles y una humedad de olvidos,
pisados por un nombre y una sombra.
No sé si por un nombre o muchos nombres,
si por una sombra o muchas sombras.
Reveládmelo.
Sé que habitan los pozos frías voces,
que son de un solo cuerpo o muchos cuerpos,
de un alma sola o muchas almas.
No sé.
Decídmelo.
Que un caballo sin nadie va estampando
a su amazona antigua por los muros.
Que en las almenas grita, muerto, alguien
que yo toqué, dormido, en un espejo,
que yo, mudo, le dije...
No sé.
Explicádmelo.

 

DE ENGEL V AN HET MYSTERIE

Een droom zonder lichten en een klamheid van vergetelheid,

vertrapt door een naam en een schaduw.

Ik weet niet of het door één naam of door vele is.

Of het door één schaduw of door vele is.

Onthul het mij.

 

Ik weet dat in de putten kille stemmen wonen,

die toebehoren aan één lichaam of aan vele,

aan één zielof aan vele.

Ik weet het niet.

Zeg het mij.

 

Dat een paard zonder ruiter zijn antieke

amazone op de muren afstempelt.

Dat op de torentinnen iemand roept, een dode,

die ik, slapend, in een spiegel heb aangeraakt,

tot wie ik, zonder stem, heb gesproken.

Ik weet het niet.

Leg het mij uit.

 



EL ÁNGEL SUPERVIVIENTE

Acordáos.
La nieve traía gotas de lacre, de plomo derretido
y disimulos de niña que ha dado muerte a un cisne.
Una mano enguantada, la dispersión de la luz y el lento asesinato.
La derrota del cielo, un amigo.
Acordáos de aquel día, acordáos
y no olvidéis que la sorpresa paralizó el pulso y el color de los astros.
En el frío, murieron dos fantasmas.
Por un ave, tres anillos de oro
fueron hallados y enterrados en la escarcha.
La última voz del hombre ensangrentó el viento.
Todos los ángeles perdieron la vida.
Menos uno, herido, alicortado.



RETORNOS DE UNA SOMBRA MALDITA

¿Será difícil, madre, volver a ti? Feroces
somos tus hijos. Sabes
que no te merecemos quizás, que hoy una sombra
maldita nos desune, nos separa
de tu agobiado corazón, cayendo
atroz, dura, mortal, sobre sus telas,
como un oscuro hachazo.
No, no tenemos manos, ¿verdad?, no las tenemos,
que no lo son, ay, ay, porque son garras,
zarpas siempre dispuestas
a romper esas fuentes que coagulan
para ti sola en llanto.
No son dientes tampoco, que son puntas,
fieras crestas limadas incapaces
de comprender tus labios y mejillas.
Han pasado desgracias,
han sucedido, madre, verdaderas
noches sin ojos, albas que no abrían
sino para cerrarse en ciega muerte.
Cosas que no acontecen,
que alguien pensó más lejos,
más allá de las lívidas fronteras del espanto,
madre, han acontecido.
Y todavía por si acaso hubieras,
por si tal vez hubieras soñado en un momento
que en el olvido puede calmar el mar sus olas,
un incesante acoso
un ceñido rodeo
te aprietan hasta hacerte
subir vertida y sin final en sangre.
Júntanos, madre. Acerca
esa preciosa rama
tuya, tan escondida, que anhelamos
asir, estrechar todos, encendiéndonos
en ella como un único fruto
de sabor dulce, igual. Que en ese día,
desnudos de esa amarga corteza, liberados
de ese hueso de hiel que nos consume,
alegres, rebosemos
tu ya tranquilo corazón sin sombra.


LOS ÁNGELES SONÁMBULOS

1
Pensad en aquella hora:
cuando se rebelaron contra un rey en tinieblas
los ojos invisibles de las alcobas.
Lo sabéis, lo sabéis. ¡Dejadme!
Si a lo largo de mí se abren grietas de nieve,
tumbas de aguas paradas
nebulosas de sueños oxidados,
echad la llave para siempre a vuestros párpados.
¿Qué queréis?
Ojos invisibles, grandes, atacan.
Púas incandescentes se hunden en los tabiques.
Ruedan pupilas muertas,
sábanas.
Un rey es un erizo de pestañas.

2
También,
también los oídos invisibles de las alcobas,
contra un rey en tinieblas.
Ya sabéis que mi boca es un pozo de nombres
de números y letras difuntos.
Que los ecos se hastían sin mis palabras
y lo que jamás dije desprecia y odia al viento.
Nada tenéis que oír.
¡Dejadme!
Pero oídos se agrandan contra el pecho.
De escayola, fríos,
bajan a la garganta,
a los sótanos lentos de la sangre,
a los tubos de los huesos.
 

Un rey es un erizo sin secreto.
 

DE SLAAPWANDELENDE ENGELEN

Denk aan dat uur:

toen de onzichtbare ogen van de alkoven

tegen een koning in duisternis rebelleerden.

 

Jullie weten het, jullie weten het. Laat me met rust !

Als sneeuwspleten langs mij opengaan,

graven van onbeweeglijk gemaakte wateren,

nevelvlekken van geox:ydeerde dromen,

draai dan voor altijd de sleutel van jullie oogleden om.

Watwillen jullie nog meer?

 

Grote, onzichtbare ogen gaan tot de aanvalover .

Witgloeiende stekels dringen de wanden binnen.

Dode pupillen rollen,

lakens.

 

Een koning is een egel van wimpers.

 

II

Ook nog,

ook nog de onzichtbare ogen van de alkoven,

tegen een koning in duisternis.

 

Jullie weten wel dat mijn mond een put vol namen is,

vol nummers en dode letters.

Dat de echo' s zich vervelen zonder mijn woorden

en datgene wat ik nooit zei de wind misprijst en haat.

Jullie mogen niets horen.

Laat me met rust!

 

Maar de oren worden groter tegen de borst aan.

Van gips, koud,

dalen ze af naar de keel,

naar de trage kelders van het bloed,

naar de buizen van de beenderen.

 

Een koning is een egel zonder geheim.


HACE FALTA ESTAR CIEGO

Hace falta estar ciego,
tener como metidas en los ojos raspaduras de vidrio,
cal viva,
arena hirviendo,
para no ver la luz que salta en nuestros actos,
que ilumina por dentro nuestra lengua,
nuestra diaria palabra.

Hace falta querer morir sin estela de gloria y alegría,
sin participación de los himnos futuros,
sin recuerdo en los hombres que juzguen el pasado sombrío de la tierra.

Hace falta querer ya en vida ser pasado,
obstáculo sangriento,
cosa muerta,
seco olvido.


Marinero en tierra


  ... Y ya estarán los esteros 
rezumando azul de mar. 
¡Dejadme ser, salineros,
granito del salinar!
¡Qué bien, a la madrugada, 
correr en las vagonetas, 
llenas de nieve salada, 
hacia las blancas casetas!
¡Dejo de ser marinero, 
madre, por ser salinero!
                     *
   Si mi voz muriera en tierra,
llevadla al nivel del mar
y nombradla capitana 
de un blanco bajel de guerra.
¡Oh mi voz condecorada 
con la insignia marinera:
sobre el corazón un ancla
y sobre el ancla una estrella
y sobre la estrella el viento

y sobre el viento la vela!

 


Cal y canto

Carta abierta

(Falta el primer pliego)

   ... Hay peces que se bañan en la arena
y ciclistas que corren por las olas.
Yo pienso en mí. Colegio sobre el mar. 
Infancia ya en balandro o bicicleta.
   Globo libre, el primer balón flotaba
sobre el grito espiral de los vapores.
Roma y Cartago frente a frente iban,
marineras fugaces sus sandalias.
   Nadie bebe latín a los diez años. 
El Álgebra, ¡quién sabe lo que era!
La Física y la Química, ¡Dios mío, 
si ya el sol se cazaba en hidroplano!
   ... Y el cine al aire libre. Ana Bolena, 
no sé por qué, de azul va por la playa.
Si el mar no la descubre, un policía
la disuelve en la flor de su linterna.
   Bandoleros de smoking, a mis ojos
sus pistolas apuntan. Detenidos, 
por ciudades de cielos instantáneos, 
me los llevan sin alma, vista sólo.
   New York está en Cádiz o en el Puerto. 
Sevilla está en París, Islandia o Persia. 
Un chino no es un chino. Un transeúnte
puede ser blanco al par que verde y negro.
   En todas partes tú, desde tu rosa, 
desde tu centro inmóvil, sin billete, 
muda la lengua, riges, rey del todo...
Y es que el mundo es un álbum de postales.
   Multiplicando pasas en los vientos, 
en la fuga del tren y los tranvías.
No en ti muere el relámpago que piensas, 
sino a un millón de lunas de tus labios.
   Yo nací -¡respetadme!- con el cine.
Bajo una red de cables y de aviones.
Cuando abolidas fueron las carrozas
de los reyes y al auto subió el Papa.
   Vi los telefonemas que llovían,
plumas de ángel azul, desde los cielos.
Las orquestas seráficas del aire
guardó el auricular en mis oídos.

De lona y níquel, peces de las nubes,
bajan al mar periódicos y cartas. 
(Los carteros no creen en las sirenas
ni en el vals de las olas, sí en la muerte.
   Y aún hay calvas marchitas a la luna 
y llorosos cabellos en los libros. 
Un polisón de nieve, blanqueando
las sombras, se suicida en los jardines.
   ¿Qué será de mi alma, que hace tiempo
bate el récord continuo de la ausencia?
¿Qué de mi corazón, que ya ni brinca, 
picado ante el azar y el accidente?
   Exploradme los ojos, y, perdidos, 
os herirán las ansias de los náufragos, 
la balumba de nortes ya difuntos, 
el solo bamboleo de los mares. 
   Cascos de chispa y pólvora, jinetes 
sin alma y sin montura entre los trigos;
basílicas de escombros, levantadas
trombas de fuego, sangre, cal, ceniza.
   Pero también, un sol en cada brazo, 
el alba aviadora, pez de oro, 
sobre la frente un número, una letra, 
y en el pico una carta azul, sin sello. 
   Nuncio -la voz, eléctrica, y la cola-
del aceleramiento de los astros,
del confín del amor, del estampido 
de la rosa mecánica del mundo.
   Sabed de mí, que dije por teléfono
mi madrigal dinámico a los hombres:
¿Quién eres tú, de acero, estaño y plomo?
-Un relámpago más, la nueva vida.
(Falta el último pliego)


Sobre los ángeles 

Paraíso perdido

   A través de los siglos, 
por la nada del mundo, 
yo, sin sueñó, buscándote.
   Tras de mí, imperceptible,
sin rozarme los hombros,
mi ángel muerto, vigía.
   "¿Adónde el Paraíso,
sombra, tú que has estado?"
Pregunta con silencio.
   Ciudades sin respuesta, 
ríos sin habla, cumbres
sin ecos, mares mudos.
   Nadie lo sabe. Hombres
fijos, de pie, a la orilla
parada de las tumbas,
   me ignoran. Aves tristes, 
cantos petrificados,
en éxtasis el rumbo,
   ciegas. No saben nada.
Sin sol, vientos antiguos, 
inertes, en las leguas
   por andar, levantándose
calcinados, cayéndose
de espaldas, poco dicen. 
Diluidos, sin forma
la verdad que en sí ocultan, 
huyen de mí los cielos.
   Ya en el fin de la tierra, 
sobre el último filo, 
resbalando los ojos,
   muerta en mí la esperanza, 
ese pórtico verde
busco en las negras simas.
¡Oh boquete de sombras!
¡Hervidero del mundo!
¡Qué confusión de siglos!
   ¡Atrás, atrás!¡Qué espanto
de tinieblas sin voces!
¡Qué perdida mi alma!
   "Ángel muerto, despierta.
¿Dónde estás? Ilumina
con tu rayo el retorno."
   Silencio. Más silencio. 
Imóviles los pulsos
del sinfín de la noche. 
   ¡Paraíso Perdido!
Perdido por buscarte,
yo, sin luz para siempre.


El ángel bueno

 

   Un año, ya dormido,
alguien que no esperaba 
se paró en mi ventana.
  

 "¡Levántate!" Y mis ojos 
vieron plumas y espadas.

 

   Atrás montes y mares, 
nubes, picos y alas,
los ocasos, las albas.

 

   "¡Mírala ahí! Su sueño, 
pendiente de la nada."

 

"¡Oh anhelo, fijo mármol, 
fija luz, fijas aguas
móviles de mi alma!"

 

   Alguien dijo: "¡Levántate!"
Y me encontré en tu estancia.

 

DE GOEDE ENGEL

Een zeker jaar, ik sliep al,

hield iemand die ik niet verwachtte

voor mijn venster stil.

 

-'Sta op! ' En mijn ogen

zagen veren en zwaarden.

 

Daarachter, bergen en zeeën,

wolken, snavels en vleugels,

de zonsondergang, de dageraad.

 

-Kijkdaar! Haardroom

draait rond het niets.

 

-0 begeerte, gestold marmer

gestold licht, gestolde woelige

wateren van mijn ziel!

 

Iemand zei: 'Sta op! ,

En ik bevond me in je kamer .


 

 El ángel de los números 

   Vírgenes con escuadras
y compases, velando
las celestes pizarras.


  
Y el ángel de los números,
pensativo, volando del 1 al 2, del 2
al 3, del 3 al 4.
  
Tizas frías y esponjas 
rayaban y borraban 
la luz de los espacios.
Ni sol, luna, ni estrellas,
ni el repentino verde 
del rayo y el relámpago,
ni el aire. Sólo nieblas.
   Vírgenes sin escuadras,
sin compases, llorando. 
   Y en las muertas pizarras
el ángel de los números, 
sin vida, amortajado 
sobre el 1 y el 2, 
sobre el 3, sobre el 4...




El ángel bueno

   Dentro del pecho se abren 
corredores anchos, largos,
que sorben todas las mares.
   Vidrieras, 
que alumbran todas las calles.
   Miradores,
que acercan todas las torres. 
  Ciudades deshabitadas
se pueblan, de pronto. Trenes
descarrilados, unidos
marchan.
   Naufragios antiguos flotan.
La luz moja el pie en el agua.
   ¡Campanas!
   Gira más de prisa el aire.
El mundo, con ser el mundo,
en la mano de un niña
cabe.
   ¡Campanas!
Una carta del cielo bajó un ángel.
 


El ángel ceniciento

   Precipitadas las luces 
por los derrumbos del cielo, 
en la barca de las nieblas
bajaste tú, Ceniciento.
  

Para romper cadenas
y enfrentar a la tierra contra el viento.

 

   Iracundo, ciego.

 

   Para romper cadenas
y enfrentar a los mares contra el fuego.

 

   Dando bandazos el mundo,
por la nada rodó, muerto. 
No se enteraron los hombres.
Sólo tú y yo, Ceniciento.

 

DE ENGEL VAN AS

Nadat het licht was neergestort

door de afgronden van de hemel,

in het bootje van de nevel,

daalde jij neer, Asengel.

 

Om kettingen te breken

en de aarde op te stoken tegen de wind.

 

Uitzinnig, blind.

 

Om kettingen te breken

en de zeeën op te stoken tegen het vuur .

 

De wereld, hotsebotsend,

rolde, dood, door het niets.

De mensen hebben het niet vernomen.

Alleen jij en ik, Asengel.


 

El ángel ángel

   Y el mar fue y le dio un nombre
y un apellido el viento
y las nubes un cuerpo
y un alma el fuego.


   La tierra, nada.

 

   Ese reino movible,
colgado de las águilas, 
no la conoce.

 

Nunca escribió su sombra
la figura de un hombre.
   

DE ENGEL ENGEL

 

En de zee was en gaf haar een voornaam

en de wind een naam

en de wolken een lichaam

en het vuur een ziel.

 

De aarde, niets.

 

Dit wankele koninkrijk

dat aan de arenden vasthangt

kent haar niet.

 

Nooit schreefhaar schaduw

de vorm van een mens.


 

El ángel bueno

   Vino el que yo quería, 
el que yo llamaba.
   No aquel que barre cielos sin defensas,
luceros sin cabañas,
lunas sin patria,
nieves.
Nieves de esas caídas de una mano,
un nombre,
un sueño,
una frente.
   No aquel que a sus cabellos
ató la muerte.
   El que yo quería.
   Sin arañar los aires,
sin herir hojas ni mover cristales.
   Aquel que a sus cabellos
ató el silencio.
   Para, sin lastimarme,
cavar una ribera de luz, dulce en mi pecho, 
y hacerme el alma navegable.



LXXV  Balada del andaluz perdido


Perdido está el andaluz
del otro lado del río.
-Río, tú que lo conoces:
¿quién es y por qué se vino?
Vería los olivares
cerca tal vez de otro río.
-Río, tú que lo conoces:
¿qué hace siempre junto al río?
Vería el odio, la guerra,
cerca tal vez de otro río.
-Río, tú que lo conoces:
¿qué hace solo junto al río?
Veo su rancho de adobe
del otro lado del río.
No veo los olivares
del otro lado del río.
Sólo caballos, caballos,
caballos solos, perdidos.
¡Soledad de un andaluz
del otro lado del río!
¿Qué hará solo ese andaluz
del otro lado del río?

(De Balada y canciones del Paraná, 1953-1954). 
 

A Federico García Lorca


(VERANO)

Sal tú, bebiendo campos y ciudades,
en largo ciervo de agua convertido,
hacia el mar de las albas claridades,
del martín-pescador mecido nido;

que yo saldré a esperarte amortecido,
hecho junco, a las altas soledades
herido por el aire y requerido
por tu voz, sola entre las tempestades.

Deja que escriba, débil junco frío,
mi nombre en esas aguas corredoras,
que el viento llama, solitario, río.

Disuelto ya en tu nieve el nombre mío,
vuélvete a tus montañas trepadoras
ciervo de espuma, rey del monterío.

(De «Marinero en tierra»)


 

GALOPE

Las tierras, las tierras, las tierras de España,
las grandes, las solas, desiertas llanuras.
Galopa, caballo cuatralbo,
jinete del pueblo,
al sol y a la luna.

¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!

A corazón suenan, resuenan, resuenan
las tierras de España, en las herraduras.
Galopa, jinete del pueblo,
caballo cuatralbo,
caballo de espuma.

¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!

Nadie, nadie, nadie, que enfrente no hay nadie;
que es nadie la muerte si va en tu montura.
Galopa, caballo cuatralbo,
jinete del pueblo,
que la tierra es tuya.

¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!

 

DRAVEN

De landen, de landen, de landen van Spanje,

de grote, verlaten, eenzame vlakten.

Draaf maar, paard met witte voeten,

ruiter van het volk,

onder de zon en de maan.

 

Draven,

draven,

tot je ze in zee zult begraven!

 

Als een hart bonzen, bonzen en bonzen

de landen van Spanje in de hoefijzers.

Draaf maar, ruiter van het volk,

paard met witte voeten,

paard van schuim.

 

Draven,

draven,

tot je ze in zee zult begraven !

 

Niemand, niemand, tegenover jou niemand;

want de dood is niemand als hij op je paard rijdt.

Draaf maar, paard met witte voeten,

ruiter van het volk,

want het land is van jou.

 

Draven,

draven,

tot je ze in zee zult begraven !



ELEGIA

Infancia mía en el jardín:

Las cochinillas de humedad,
las mariquitas de San Antón;
también vagaba la lombriz
y patinaba el caracol.

Infancia mía en el jardín:

!Reina de la jardinería!
El garbanzo asomaba su nariz
y el apiste en la jaula se moría.

Infancia mía en el jardin:

La planta de los suspiros
el aire la deshacía.

ELEGIE

Mijn kindertijd in de tuin:

De Schildluizen van vocht,
de onze-lieve-heersbeestjes;
daar zwierf ook de worm
en slipte de slak

Mijn kindertijd in de tuin:

Koning van het tuinmansland!
De erwt stak zijn neus omhoog,
en het kanariezaad stierf in de kooi.

Mijn kindertijd in de tuin:

Daar ontbond de lucht
de plant van de zuchten



CANCION 31

 

Canto, río, con tus aguas:

 

De piedra, los que no lloran.

De piedra, los que no lloran.

De piedra, los que no lloran.

 

Yo nunca seré de piedra.

Lloraré cuando haga falta.

Lloraré cuando haga falta.

Lloraré cuando haga falta.

 

Canto, río, con tus aguas.

 

De piedra, los que no gritan.

De piedra, los que no rién.

De piedra, los que no cantan.

 

Yo nunca seré de piedra.

Gritaré cuando haga falta.

Reiré cuando haga falta.

Cantaré cuando haga falta.

 

Canto, río, con tus aguas.

 

Espada, como tú, río.

como tú tallbién, espada.

También, como tú, yo, espada.

 

Espada, como tú, rúo,

blandiendo al son de tus aguas :

 

De piedra, los que no lloran.

De piedra, IbS que no gritan.

De piedra, los que no rien.

De piedra, los que no cantan.

 

LIED 31

Ik zing, rivier, met je wateren:

 

Van steen, zij die niet wenen.

Van steen, zij die nietwenen.

Van steen, zij die niet wenen.

 

Ik zal nooit van steen zijn.

Ik zal wenen als het moet.

Ik zal wenen als het moet.

Ik zal wenen als het moet.

 

Ik zing, rivier, met je wateren.

 

Van steen, zij die niet schreeuwen.

Van steen, zij die niet lachen.

Van steen, zij die niet zingen.

 

Ik zal nooit van steen zijn.

Ik zal schreeuwen als het moet.

Ik zallachen als het moet .

Ik zal zingen als het moet.

 

Ik zing, rivier, met je wateren.

 

Een zwaard, net als jij, rivier .

Net als jij, ben ik een zwaard.

Ik ben, net als jij, een zwaard.

 

Een zwaard, net als jij, rivier,

zwaaiend op de klank van je wateren :

 

Van steen, zij die nietwenen.

Van steen, zij die niet schreeuwen.

Van steen, zij die niet lachen.

Van steen, zij die niet zingen.


CANCION 37

Creemos el hombre nuevo,

cantando.

El hombre nuevo de España,

cantando.

 

El hombre nuevo del mundo,

cantando.

 

Canto esta noche de estrellas

en que estoy solo, desterrado.

 

Pero en la tierra no hay nadie

que esté solo si está cantando.

 

Al árbollo acompañan las hojas,

y si está seco ya no es árbol.

 

Al pájaro, el viento, las nubes,

y si está mudo ya no es pájaro.

 

Al mar lo acompafian las olas

y su canto alegre los barcos.

 

Al fuego, la llama, las chispas

y hasta las sombras cuando es alto.

 

Nada hay solitario en la tierra.

Creemos el hombre nuevo cantando.

 

LIED 37

Laten we de nieuwe mens scheppen,

al zingend.

De nieuwe mens van Spanje,

al zingend.

 

De nieuwe mens van de wereld,

al zingend.

 

Ik zing, in deze nacht vol sterren

waarin ik alleen ben, verbannen.

 

Maar op aarde is er niemand

die alleen is als hij zingt.

 

De boom vergezellen de bladeren,

en verdord is hij geen boom meer .

 

De vogel vergezellen de wind, de wolken,

en verstomd is hij geen vogel meer.

 

De zee vergezellen de golven,

en hun vrolijk lied vergezelt de boten.

 

Het vuur vergezellen de vlam, de vonken

en ook de schaduwen als het hoog oplaait.

 

Niets is eenzaam op aarde.

Laten we de nieuwe mens scheppen al zingend.


El mar muerto

 

Mañanita fría.

¡Se habrá muerto el mar!

 

La nave que yo tenfa

ya no podrá navegar .

 

-Mañanita frfa,

¿lo amortajarán?

 

-Los pueblos de tu ribera

-naranjas del mediodía -,

entre laureles yolivas.

 

-Mañanita fría,

¿quién lo enterrará ?

 

-Marinero, tres estrellas

muy dulces: las Tres Marïas.

 

De dode zee

 

Kille dageraad.

De zee zal dood zijn gegaan!

 

De boot die ik bezat

zal niet meer uit varen kunnen gaan.

 

-Kille dageraad,

zal men haar opbaren ?

 

-De dorpen langs je strand

-sinaasappels van het zuiden -,

tussen laurieren en olijven.

 

Kille dageraad,

wie zal haar begraven ?

 

-Zeeman, drie heellieve

sterren: de Drie Maria's.

 

II

No sabe que ha muerto el mar

las esquila de los tranvias

-tirintín -de la ciudad.

 

No los sabe nadie, nadie.

¡Mejor , si nadie lo sabe!

 

Ni tú, verde cochecillo,

que hacia la verduleria

llevas tu tintinear .

 

No los sabe nadie, nadie.

¡Mejor , si nadie lo sabe!

 

Ni tú, joven vaquerillo,

que llevas tus dos vaquitas

tan de mafiana a ordefiar .

 

No lo sabe nadie, nadie.

¡Mejor , si nadie lo sabe!

 

II

De bel van de stadstrams weet

niet- tingeling -dat de zee

dood is gegaan.

 

 

Niemand, niemand die het weet.

Des te beter, als niemand het weet!

 

 

Ook jij niet, wagentje groen,

dat onderweg naar de groentewinkel

je getinkellaat klinken-

 

Niemand, niemand die het weet.

Des te beter, als niemand het weet!

 

 

Ook jij niet, jonge koehoeder ,

die je twee koetjes zo vroeg

voortjaagt om ze te gaan melken.

 

Niemand, niemand die het weet.

Des te beter, als niemand het weet!


EL ALMA EN PENA

Ese alma en pena, sola,

ese alrna en pena siernpre perseguida

por un resplandor rnuerto.

Por un rnuerto. 

 

Cerrojos,llaves, puertas

saltan a deshora

y cortinas heladas en la noche se alargan,

se estiran,

se incendian,

se prolongan. 

 

Teconozco,

terecuerdo,

bujia inerte,livido halo, nirnbo difunto,

te conozco aunque ataques diluido en el viento. 

 

Párpadosdesvelados

vienen a tierra.

Sisrnicos latigazos turnban suefios,

terrernotos derriban las estrellas.

Catástrofes celestes tiran al rnundo escornbro,

alas rotas,laudes, cuerdas de arpas,

restos de ángeles. 

 

No hay entrada en el cielo para nadie. 

 

En pena, siempre en pena,

alma perseguida.

A contraluz siempre,

nunca alcanzada, sola,

alrna sola.

 

Aves contra barcos,

hombres contra rosas,

las perdidas batalIas en los trigos,

la explosión de la sangre en las olas.

Y el fuego.

El fuego muerto,

el resplandor sin vida,

siempre vigilante en la sombra.

 

 

Alma en pena:

el resplandor sin vida,

tu derrota.

 

DE ZIEL IN NOOD

Deze ziel in nood, alleen,

deze ziel in nood altijd achtervolgd

door een dode weerschijn.

Door een dode.

 

Grendels, sleutels, deuren

springen onverwachts open

en bevroren gordijnen verlengen zich in de nacht,

rekken uit,

vatten vlam,

worden langer.

 

 

Ik ken je,

ik herinner me jou,

zwakke kaars, vale halo, dood aureool,

ik ken je zelfs als je verzwakt aanvalt in de wind.

 

 

Slapeloze oogleden

komen op aarde.

Seismische zweepslagen vellen de dromen,

aardbevingen doen de sterren neerstorten.

Hemelse catastrofen strooien puin op de wereld,

gebroken vleugels, luiten, harpsnaren,

stoffelijke resten van engelen.

 

 

Toegang tot de hemel heeft niemand.

In nood, altijd in nood,

achtervolgde ziel.

In tegenlicht altijd,

nooit geraakt, alleen,

ziel alleen.

 

Vogels tegen boten,

mensen tegen rozen,

de verloren gevechten in het koren,

de explosie van het bloed in de golven.

En het vuur .

Het dode vuur,

het licht zonder leven,

altijd wakend in de schaduw.

 

 

Ziel in nood:

de weerschijn zonder leven,

jouw nederlaag.


A los islotes des cielo

 

¡ A los islotes del cielo!

 

Prepara la brac niña.

Yo seré tu batelero.

 

¿Marzo ?

¿Abril ?

¿El mes de mayo ?

 

¡ Más verde es la mar de enero !

 

Prepara la barca, niña.

Ya canta tu batelero.

 

Naar de hemeleilanden

 

Naar de hemeleilanden !

 

Maak de boot klaar, kleine,

De bootsman is er al.

 

Maart?

April?

De maand mei?

De zee is groener in januari.

 

Maak je boot klaar, kleine,

Je bootsman is er al.


Biografía

Poeta y dramaturgo español, nacido en el puerto de Santa María, Cádiz,  en 1902 y fallecido en Madrid en 1999.
Considerado como uno de los grandes poetas del panorama literario español, fue el último poeta de la Generación del 27, ganador del premio Nacional de Literatura en 1925 y del premio Cervantes en 1983.
Durante la guerra civil militó activamente en la política y dirigió varias revistas de orientación comunista. Vivió en el exilio hasta el año de 1977.
Entre sus obras más importantes se cuentan «Marinero en Tierra»,  «Sobre los Ángeles», «Cal y Canto» y «Sermones y Moradas».


R. Alberti http://www.poesia-inter.net/indexra.htm


Más poesía de Rafael Alberti en:  POESÍA SENSUAL
Puedes escuchar al poeta en: LA VOZ DE LOS POETAS
Puedes escuchar  su poesía en: A VIVA VOZ

Volver a: A MEDIA VOZ
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POESÍA PERDURABLE

 


"Tú no te irás, mi amor, y si te fueras,
aún yéndote, mi amor, jamás te irías."


 

A embestidas suaves y rosas, la madrugada te iba poniendo nombres:

A FEDERICO GARCÍA LORCA

A GALOPAR

A LUIS CERNUDA, AIRE DEL SUR BUSCADO EN INGLATERRA

A MISS X, ENTERRADA EN EL VIENTO DEL OESTE

A ROSA DE ALBERTI, QUE TOCABA, PENSATIVA, EL ARPA (SIGLO XIX)

A un niño, a un solo niño que iba para piedra nocturna,

Adonde el viento, impávido, subleva

¡Ah, Miss X, Miss X: 20 años!

ALGUIEN

Alguien barre

AMARANTA

Ángeles malos o buenos,

¡Arriba, trabajadores

—Bien puedes amarme aquí,

Buscad, buscadlos:

CANCIÓN 8

CON ÉL

CORRIDA DE TOROS

Cuando mi madre llevaba un sorbete de fresa por sombrero

Cuando tanto se sufre sin sueño y por la sangre

CUBA DENTRO DE UN PIANO

De sombra, sol y muerte, volandera

Decidme de una vez si no fue alegre todo aquello

Dejé por ti mis bosques, mi perdida

DESAHUCIO

EL ALBA DENOMINADORA

EL ÁNGEL AVARO

EL ÁNGEL BUENO

EL ÁNGEL DE LOS NÚMEROS

EL FAROLERO Y SU NOVIA

El mar. La mar.

EL NIÑO DE LA PALMA (CHUFLILLAS)

EL TONTO DE RAFAEL (Autorretrato burlesco)

ELEGÍA A GARCILASO (LUNA, 1501-1536)

EN EL DÍA DE SU MUERTE A MANO ARMADA

GALOPE

Gentes de las esquinas

Gimiendo por ver el mar,

GRUMETE

Hoy las nubes me trajeron,

Hubierais visto llorar a las yedras cuando el agua más triste se pasó toda una noche velando a un yelmo ya sin alma,

INVITACIÓN AL AIRE

¡Jee, compañero, jee, jee!

LA PALOMA

Las floridas espaldas ya en la nieve,

Las tierras, las tierras, las tierras de España

LO QUE DEJÉ POR TI

LOS ÁNGELES MUERTOS

MADRID

MADRIGAL AL BILLETE DE TRANVÍA

MALVA-LUNA-DE-YELO

METAMORFOSIS DEL CLAVEL

MI CORZA

Mi corza, buen amigo,

MITO

MUERTE Y JUICIO

No habían cumplido años ni la rosa ni el arcángel.

¡No pruebes tú los licores!

NOCTURNO

PEÑARANDA DE DUERO

PIRATA

Pirata de mar y cielo,

Por amiga, por amiga.

Por las calles, ¿quién aquél?

¿Por qué me miras tan serio,

¡Qué revuelo!

Rosa de Alberti allá en el rodapié

Rubios, pulidos senos de Amaranta,

Sal tú, bebiendo campos y ciudades,

SALAS DE LOS INFANTES (PREGÓN DEL AMANECER)

SAN RAFAEL (SIERRA DE GUADARRAMA)

Se equivocó la paloma,

Si el aire se dijera un día

Si Garcilaso volviera,

Si mi voz muriera en tierra

Si yo nací campesino,

Sobre tu nave —un plinto verde de algas marinas,

Te invito, sombra, al aire.

TRES RECUERDOS DEL CIELO

Vino el que yo quería

Vírgenes con escuadras

Zarparé, al alba, del Puerto,

Zarza florida


 

"Como yo, como todos.
Y nadie espera ya la llegada del expreso,
la visita oficial de la luz a los mares necesitados,
la resurrección de las voces en los ecos que se calcinan."

 


  • Erectiele disfunctie

  •                          

    canandanann  11-09-07

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